Gracias a todos los que hicieron posible la bonita e inolvidable fiesta de mis cincuenta años. No hay tantas palabras para poder decir la gratitud que siento hacia todos que de una u otra manera se preocuparon para no dejar pasar desapercibida la fecha. Cincuenta años pasan rápido pero todo lo que se ha recorrido en el camino no es tan fácil olvidarlo. Es toda una vida llena de alegrías, de sinsabores que se tienen que superar y que al final solo queda una escuela buena o quizá mala para los que vienen detrás. Es un camino que lo continuarán las nuevas generaciones y que ojalá sea cada vez mejor para beneficio de la misma familia. Con el devenir del tiempo, esta celebración será un recuerdo lejano e histórico. A todos los sobrinos : -Sean mejores que nosotros, obtengan mejores triunfos y como dijera mi padre, sean los número UNO-. He dicho, su tía que los quiere y abraza (puf!) Eli.